Democracia y otras Historias.

Por Miguel Calderón Fernández

Cuando escuchamos el concepto democracia, pensamos en participación política, derecho a tener una ideología y de alguna forma derecho a luchar por igualdad social. Estas son solo algunas posibilidades de darle sentido a este concepto, existiendo muchas otras de acuerdo a las vivencias de cada ciudadano. Cierto es que existe la oportunidad para que las sociedades e instituciones que asuman la democracia como forma política de regirse, pongan en practica todos sus principios en forma transparente y, siguiendo la misma dinámica democrática, los hagan valer. Sin embargo, no es extraño, que los conceptos se interpreten de acuerdo a los intereses de un grupo, y, en el caso que nos ocupa, es decir el tema de la democracia, se use con actuaciones absolutamente contrarias a lo que se supone democrático. Uno de los casos más significativos de las últimas semanas y que se mantiene en discusión es el golpe de estado acaecido en Honduras a finales de junio del presente año.
El golpe de estado, de acuerdo a los golpistas, fue realizado en nombre de la democracia y la constitución, sin embargo, sabemos que el acto ha sido repudiado por los organismos internacionales que agrupan a los países y que a todas luces, esta forma arbitraria de adquirir poder es ilegal, de poca valía y en nada se le puede relacionar con una acción democrática. Lo cierto es que el presidente Manuel Zelaya Rosales, electo democráticamente en Honduras, fue destituido de su cargo arbitrariamente, sin habérsele seguido proceso alguno en un estado de derecho y sin el derecho a la defensa. Simplemente, estos actos ilegales nos llevan a la conclusión de que algunos grupos de personas que tienen predisposición a violar el orden establecido por la democracia y llegar al poder arbitrariamente, lo harán en el momento que crean tener las condiciones.
Lo maquiavélico es que estos actos los realizan en nombre de la democracia, la constitución política o los códigos y reglamentos existentes. En las instituciones también se llevan a cabo actos repudiables en nombre de la democracia. En la Sede Brunca de la Universidad Nacional el 13 de abril del 2005, un grupo de funcionarios se auto convocó (acto contrario a los reglamentos) y realizaron una Asamblea de Sede Regional donde acordaron destituir al decano y a la vicedecana, autoridades electas democráticamente bajo supervisión del Tribunal Electoral Universitario. Este grupo que se supone se autodenominaba G13, tomó esa decisión antidemocrática en nombre de la democracia. Considerándose mayoría en la Asamblea, esta supuesta G13, se sintió con poder para tomar tal decisión espuria y lamentable para la institución. A pesar de esto, el decano logró terminar su gestión gracias al apoyo de las instituciones jurídicas del país. Continuando con esta reflexión, sabemos que los golpistas en honduras justifican su actuación y revelan los motivos que los llevaron a realizar tal acto; en la Sede Brunca, igualmente, los asambleístas del caso mencionado justificaron su ejercicio y revelaron los motivos de su acto. Aclarando que lo que sigue no es una comparación con los actores de los casos anteriores y adecuando la reflexión del escritor, Jorge Volpi (escritor Mexicano) afirma que “Todo criminal tiene un motivo” continua el escritor analizando que quien actúa indebidamente tratará de justificar su caso hasta las últimas consecuencias, así mismo, ejemplifica su argumento con las actuaciones de Hitler, Robespierre, Lenin, Maquiavelo, personajes que consideraban sus actos como deber, justicia, bondad, distribución de la riqueza entre otras justificaciones. Concluye el escritor afirmando que “estos criminales nunca actúan por maldad, perversidad o ligereza sino --vaya paradoja--- por deber”.
En otros ámbitos, sabemos que en Estados Unidos un grupo de extrema derecha y racista trata de sabotear el acto democrático de la elección del presidente Barack Obama argumentando que dicho presidente no es estadounidense de nacimiento y, auque existen actas de su nacimiento en territorio de Estados Unidos, este grupo continua arremetiendo contra el presidente llevando el caso a los tribunales.
La realidad de fondo es que no aceptan a un presidente de raza negra y encubren su acto bajo los argumentos de que todo presidente de ese país debe haber nacido en su territorio, en otras palabras, usan la constitución política para hacer valer su racismo y sabotear un acto democrático. En Costa Rica también existen ejemplos donde se ha usado la democracia en forma perversa, tal es el caso del referendo sobre el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. En este caso el gobierno promotor del tratado violó la tregua publicitaria de los últimos tres días, pasando por encima de lo estipulado por el Tribunal Supremo de Elecciones y, luego de haber ganado el referéndum de esa forma tan fraudulenta, exigieron el respeto a la democracia e institucionalidad, misma que había sido violada por ellos en el mismo proceso. No omito mencionar lo cuestionable de la reelección presidencial en Costa Rica, caso que en si mismo podría considerarse un fraude electoral. Sin embargo, todas estas actuaciones se llevan a cabo en nombre de la democracia.
Los que actúan indebidamente violando los principios democráticos llegan a creer que sus actos son los correctos y públicamente justifican sus acciones. Esperamos que en beneficio de la democracia el presidente Manuel Zelaya vuelva a su cargo como corresponde, que los actores de aquella asamblea del 13 de abril en la Sede Brunca hayan aprendido la lección sobre el respecto a la democracia y que el pueblo de Costa Rica haga valer la democracia ante una elite política y económica que se arroga el derecho de atropellarla cuando lo considera necesario y que por supuesto, sus actuaciones siempre las desarrollan en nombre de la democracia.